Segundo día

Sherezade también era experta en el arte de enseñar sugiriendo solamente los pistas, sin adelantarse al aprendiz en el camino que necesariamente ha de seguir su pensamiento para conseguir el conocimiento.
- Ibrahim -le dijo- usar la balanza con inteligencia requiere que, además de saber pesar, sepas encontrarle otras utilidades.
- Ademas de pesar, ¿qué más puede hacerse con una balanza? - respondió el muchacho.
Sin contestar y con un ademán suave Sherezade extrajo de un bolsillo de su jaique una pequeña bolsa. Volcó su contenido al lado de la balanza. Ocho esmeraldas idénticas irradiaron brillantes destellos verdes.
- De las ocho esmeraldas una es falsa, aunque no puede distingirse de las demás ni en tamaño ni en brillo. Sólo te diré que la esmeralda falsa pesa un poco más. ¿Cómo la descubrirás? -le preguntó Sherezade.
- Poniendo una esmeralda en cada plato hasta que un plato baje y éste contendrá la esmeralda falsa -respondió Ibrahim.
Sherezade asintió y le lanzo el siguiente reto:
- De acuerdo, ésta es una estrategia posible. Suponiendo que la falsa sea la última que pones, necesitarás cuatro pesadas. Lo que te planteo es cual es el mínimo número de pesadas que necesitarás para dar con la esmeralda falsa.