Primer dia

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Sherezade supo de la difícil
situación de Ibrahim mientras recorría las tortuosas calles
del zoco de Barzaj. No se hablaba de otra cosa.
- Pesar las finas hebras de la flor del azafrán requiere mucha
pericia - decían unos.
- Hay que ser muy hábil para pesar las pequeñas piedras
de lapislázuli -respondían otros.
- Un muchacho tan joven, tan inexperto, se equivocará fácilmente
-suspiraban las madres compasivas.
- Yusuf al-Tahir tiene muy buen ojo y es muy estricto. Ibrahim tiene los
días contados -sentenciaban los más viejos.
Aunque el manejo de una balanza parece sencillo, pués en un plato
pones lo que quieres pesar y en el otro vas colocando pesas hasta que
los platos se equilibren; Ibrahim no tardó en darse cuenta de sus
limitados conocimientos sobre el arte de pesar.
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