Séptimo día

Al día siguiente Sherezade encontró a Ibrahim ocupado en la balanza algebraica.
- No sólo prodrás resolver enigmas numéricos como el que acabas de ver, sinó que podrás hacer una cosa más interesante ... Sherezade hizo una pausa esperando una pregunta de su interlocutor.
- ¿ Cual ?
- Inventar tú los enigmas.
Sherezade cedió la balanza algebraica a Ibrahim y sabiendo que poca cosa más podía hacer, se retiró discretamente dejando al joven aprendiz concentrado en la invención de enigmas numéricos.